Betanzos, una escapada con Pasatiempo

La excursión a Betanzos desde Pontedeume en bicicleta viene a suponer aproximadamente entre ida y vuelta unos 50 kilómetros de pedaleo. Hay varias opciones. La distancia es más o menos la misma pero es más interesante (y mucho más bonito) ir por la costa (por la carretera DP-4803 que pasa por Ber, Perbes y Miño) en lugar de hacerlo por la N-651. El recorrido es relativamente sencillo aunque hay algunas pendientes no demasiado pronunciadas.

Salimos de Pontedeume desde el torreón de los Andrade y al final de la avenida Lombardero tomamos la avenida del doctor Villanueva, donde avanzando en cuesta hacia Centroña empieza la DP-4803. El camino es placentero, las vistas relajantes. Discurrimos por el lado sur de la ría con muchos lugares interesantes para detenerse a disfrutar del paisaje y hacer una foto. Nos podemos entretener un rato en la iglesia barroca de Santiago de Boebre y curiosear entre las lápidas del cementerio anexo. Continuamos después hacia Perbes. Pedaleamos por la estrecha carretera otros cuatro kilómetros antes de cruzar el pequeño puente sobre el río Baxoi para llegar a la Playa Grande de Miño, donde podemos hacer una parada. Prácticamente estamos a mitad del recorrido de ida, ya que hemos hecho los primeros doce kilómetros.

Una pequeña subida nos lleva a la N-651. Atravesamos el río Lambre en Ponte do Porco, subimos hacia Insua y en la bifurcación tomamos de frente la DP-0905 (siguiendo a la derecha, por Ponte Pedrido iríamos hacia A Coruña). Un terreno relativamente favorable con ligeros desniveles nos lleva después de otros 8 kilómetros hasta Betanzos.

Sin ninguna duda, Betanzos, bien bordeada por el río Mandeo, merece una visita pausada. Posiblemente es uno de los cascos históricos más espectaculares y mejor conservados de Galicia. Arquitectura, historia y gastronomía se pasean de la mano entre sus calles. Un auténtico lujo. La ciudad es de origen romano (Flavium Brigantium), pero con gran desarrollo medieval, que es cuando Betanzos se convierte en una de las ciudades más importantes de Galicia. El conjunto histórico-artístico de la capital presenta grandes e interesantes muestras del gótico gallego.

Al margen de las iglesias (de Santa Maria Azogue y de Santiago), del antiguo edificio del Banco de España, de un paseo por la plaza de la Constitución y de esas callejuelas que parten de la misma, en las que podemos degustar la famosa tortilla de Betanzos, hay que acercarse obligatoriamente al extraño y sorprendente Parque del Pasatiempo.

El Parque del Pasatiempo es una visita obligada. Al caminar por él la sensación es un tanto desconcertante, inquietante, como en todos aquellos casos en que uno no sabe bien lo que tiene delante, a quien se enfrenta. Se trata en síntesis de una obra pretenciosa, destartalada y faraónica, debida a un brigantino adinerado y generoso, llamado Juan García Naveira, al que secundó en la aventura su hermano Jesús.

La primera complejidad de esta obra sorprendente realizada a finales del siglo XIX es la dificultad de identificarla. Se habla de que es el origen de los parques temáticos, una finca de recreo extravagante, un parque enciclopédico con fines didácticos, el capricho de un loco y cosas similares.

No es fácil darle un nombre preciso a esta finca extraña en la que cohabitan grutas, pasadizos subterráneos, el estanque del Retiro, murales policromados con medios de transporte como el aeroplano, el dirigible, el funicular, mapas del canal de Ges, un buzo escafandrista, la pirámide de Keops, un mural de la España monárquica y sus 18 Hijas Republicanas, el canal de Panamá, un homenaje a Argentina, los relojes con los husos horarios mundiales, la mezquita cairota de Mohamed Alí, elementos mitológicos, la muralla china, animales exóticos, un hipopótamo, un elefante, un gigantesco león y un jardín botánico con especies de los cinco continentes. Todo junto en un jardín.

Esta ambiciosa locura que el "indiano" Juan García Naveira creó tras su regreso a España con los bolsillos repletos de dinero, serviría como escenario para mostrar a sus vecinos lo que había más allá de las fronteras gallegas, los grandes descubrimientos de la ciencia del momento y todos aquellos rincones lejanos del mundo que él había conocido en sus viajes, a los que sus conciudadanos no tenían acceso por falta de recursos, de información y de formación.

El parque, además de un lucimiento personal, tenía un trasfondo social innegable, una intención cultural, educativa e intelectual que resulta evidente. También pretendió el millonario retornado que tuviese una finalidad económica con el objeto de recaudar fondos destinados a las clases más desfavorecidas de Betanzos.

Los hermanos García Naveira llevaron a cabo numerosas obras para favorecer el desarrollo social y cultural de Betanzos y sus habitantes. Retornados de Argentina donde hicieron su fortuna, sufragaron la creación de las Escuelas Municipales, un sanatorio, la Casa del Pueblo, un refugio para niñas discapacitadas, un lavadero público y un patronato benéfico-docente que constaba de un asilo y de una escuela. Más que ostentación de su éxito en la emigración, lo que hicieron fue volcarse en obras filantrópicas para su pueblo. 

En los años 20 el Pasatiempo aparecía en numerosas guías turísticas europeas como parada obligada de viajeros y peregrinos. A partir de su muerte en 1933 empieza su deterioro, que se acrecienta con el estallido de la Guerra Civil y sus consecuencias en los años de postguerra, que propician el expolio y deterioro del parque. El paso de los años hizo que la maleza y la vegetación se fueran apoderando del recinto, dejándolo muy deteriorado hasta que en 1986 el Ayuntamiento de la ciudad decidió comprar estos terrenos y habilitarlos como espacio de esparcimiento público.

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